Hace unas semanas tuve el privilegio junto con Estela, una chica de Barcelona, de visitar los proyectos de Colabora Birmania. Para mí fue una experiencia nueva, emocionante y muy pedagógica.
Junto con tener la oportunidad de ver cómo es el día a día de los niños, profesores y demás personal que trabaja en las escuelas, tuve la oportunidad de compartir un rato con Javier y Rebeca y de que me explicaran cual es la situación de los refugiados e inmigrantes birmanos en esta zona. La verdad es que el trabajo que hacen con los peques, familias y comunidades es digno de admirar y no siempre sencillo, ya que para ello se requiere una inmersión cultural brutal y una gran dosis de positivismo, esfuerzo y paciencia.
Me pareció especialmente interesante el proyecto de la KM42 por su complejidad en los inicios y el buen rumbo y autosuficiencia que se ha conseguido a día de hoy junto con el proyecto del huerto, con el que autoabastecen su comedor y ayudan a comedores de otros colegios.
Sólo deciros que la sonrisa y un rato de juego para unos peques con situaciones de vida no sencillas, bien justifica que todos los que podamos, pongamos nuestro granito de “arroz mágico”.
Vanesa Molinero