A la crisis sanitaria provocada por el COVID-19, se suma una profunda crisis económica. Para las familias de los desplazados birmanos en Mae Sot es una cuestión de supervivencia. En situación normal, perciben un salario de 2,5€ por una jornada completa en el campo o en una fábrica. No tienen capacidad de ahorro, por lo que el parón de actividad por confinamiento ha supuesto para muchas familias no tener nada con lo que vivir.
Hemos identificado 1997 familias vulnerables en 22 comunidades en grave situación sin ningún tipo de ingreso.